-¿Qué haces?
-Estoy en mi trabajo
-¿Sola?
-No, ya casi salgo
-Ok, luego te llamo
-Muy bien.
Al poco rato, tocaron la puerta y eras tu!... Realmente me sorprendiste, me saludaste con un beso en la mejilla, pasaste, viste a tu alrededor y me diste un rico beso en la boca.
Te pregunte -¿qué haces aquí?, contestaste muy quitado de la pena -¿tenía ganas de verte?, ¿estas sola?, -Si, fue mi respuesta.
De inmediato me abrazaste, me besaste como si jamás lo hubieras hecho y me llevaste al baño de la oficina, en el baño sin dejarme respirar me quitaste mi blusa, acariciaste mi espalda, en un santiamén ya no traía brassiere, besaste mis senos, mientras yo te quitaba tu camisa.
Seguimos besándonos, me bajaste el pantalón, tocaste por encima de mi tanga mi humeda vagina, sentía su palpitar y el palpitar de tu pene pegado a mi cuerpo, te quite el pantalón y tu boxer, te acaricie suavemente, mientras introdujiste primero uno, después dos y al final tres dedos dentro de mí, solo atiné a gemir de placer.
Me recargaste en la pared mientras me cogías con tu mano, que deliciosa sensación, no podía parar de gritar cuando tuve mi primer orgasmo, moje tu mano por completo, fue intempestivo, como un rayo atravezando mi cuerpo, no te detuviste y antes de terminar introdujiste tu pene erecto en mi.
Al sentir tu penetración volví a gemir de placer, tuve otro rico orgasmo, seguiste el vaivén, cada vez más fuerte, más rico, más salvaje. Me volteaste de frente a la pared y así de espaldas volviste a penetrarme, una y otra y otra vez. Era tanto tu placer que sólo atinaste a darme un par de nalgadas y así dentro de mí tuviste el tan anhelado orgasmo....
Esta vez,vaya que me sorprendiste! llegaste sin avisar, entraste en mi espacio sin preguntar, continuaste con mi permiso, de una forma que jamás me lo habías hecho. Sé que no fue hacer el amor, fue una muestra clara que el sexo con toda la expresión de la palabra es, definitivamente, una de las mejores cosas que existe en la vida.
Mmmmmhhh solo de recordarte, quiero que vuelvas a mi lado y me sorprendas inesperadamente, para dejarme llevar de la mano del placer y el deseo.