Que rico es llegar así de improviso, decidir a último momento el ir a verte. Saludarte con un beso en la mejilla, cerca de la boca para provocar tu deseo, aunque sé que ese deseo esta latente con el sólo hecho de haberme puesto frente a tu puerta.
Que rico es besarte en los labios, con tanta intensidad, que un par de besos se convierten en un torrente de pasión sin control, donde dejamos de lado las inhibiciones, los tiempos, las presiones, la vida.
Que rico es abrazarte y sentir como tu sangre recorre tu cuerpo y se va directo a esa deliciosa parte de ti, que me deja extasiada de placer al penetrarme de una y otra y otra forma, hasta tener un par de muertes chiquitas, haciéndome renacer, cansada pero con una sonrisa.
Que rico es mezclar tu fuerza, tu sudor, tu olor, tu sabor, tus caricias y obtener la mejor parte de ti, en una gozadora explosión donde al beberme tu esencia, quedan satisfechas nuestras ansias de estar juntos y disfrutarnos totalmente en cada encuentro.
Que rico es saber que después de esa fugaz visita, hoy llegarás a mi casa y nos saborearemos nuevamente, hasta perdernos en ese mar de caricias y locuras que hacemos cuando estamos juntos.