Este es el último abrazo, te lo mando en la distancia, ya que nunca te lo di en persona.
Te adoro, pero la vida sigue, el mundo gira y sé que nunca podremos siquiera estar en una ocasión juntos.
Eres el cabrón más exquisito jamás conocido por mí y a la vez serás recordado como mi divino tormento.
No sufro, ni lloro porque no tengo siquiera una imagen a quien llorar. Todos llegamos con nada y nos vamos con nada.
Adiós mi corazón, te vuelvo a guardar en la cajita al fondo de mi alma.
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