
No me diste tiempo de nada y cuando menos pensé iba caminando a tu lado hacia tu auto, me dijiste que habías soñado con este momento desde que me conociste dos años atrás, pero que no te atreviste a hacer nada porque nunca viste en mí una chispa de interés. Te respondí que lo mismo pensé de tí y nos reímos como tontos en un buen trayecto. Te pregunté que si a donde me llevabas y me dijiste llanamente -"a un hotel", los nervios volvieron como un balde de agua fría, viste mi reacción, me besaste de nuevo, me tomaste de la mano y dijiste -"no te preocupes, vamos a pasarla bien, este encuentro debe ser inolvidable, porque ambos sabemos que será el único así que no te pongas nerviosa y disfrutemos". Te sonreí, pensé que era una buena oportunidad para divertirme, para dejar atrás un pasado perdido y volver a disfrutar de un cuerpo caliente a mi lado.
Llegamos a un hotel en las afueras del lado norte de la ciudad, cuando vino el muchacho de la caseta muy discretamente ví como te cerro un ojo al indicarte cual era el camino al cuarto asignado, me dio tanta pena que por un momento sentí como me ruborizaba pero mi instinto fue mayor porque quería sentir tu piel en mi piel.
Casi me sentí una principiante al dejar que me llevarás tras de ti, de hecho al subir los 3 escalones me agarraste las nalgas, pegue un brinco y ambos volvimos a sonreir, te adelantaste un poco, pasaste pegadito a mí que volví a mojarme, el tiempo se me hacia eterno para estar entre tus brazos. Prendiste la luz y ví una habitación cómoda, con una cama king size en medio, encendiste la t.v. y el canal que estaba era uno porno, me sonroje porque tenía años que no veía una escena porno y menos con el tamaño del pene de ese tipo, te reíste de mí y comenzaste a besarme.
Primero fueron unos besos tiernos en mi boca, mi frente, mis orejas, mi cuello, pero conforme fuiste quitándome la blusa, los besos se tornaron más pasionales, más fuertes, parecía que querías comerme por completo. No supe cuando desabrochaste mi sostén, sólo sentí tus labios chupando mis pezones, lamiendolos como si fueran dulces. Al mismo tiempo jale tu camisa para quitartela, vi lo hermoso que era tu cuerpo, sonreiste al notar mi mirada, me acostaste en esa enorme cama y bajaste lentamente a mi conchita, me dijiste que era tal y como la habías imaginado, al tocarme con tu lengua hiciste mi humedad fuera más notoria. Al sentir mis jugos te volviste loco, me chupaste, lamiste, metiste tu lengua dentro de mí, con esos movimientos de lengua no podía hacer más que gemir de placer.
Yo quería verte desnudo por completo, te quitaste el pantalón, te quite el boxer y me fui directo a tu pene. No había visto un pene tan carnoso y grueso, primero pense en lo rico que sería tenerte dentro de mí y al mismo tiempo me dije -esto dolerá!-, pero no me preocupe, tome tu miembro con ambas manos, con mi lengua me fui a tu glande, a saborearlo, soltaste un poco de semen y eso sirvio para lubricarte, tome aire y metí tu pene en mi boca, wowww que sensación, jadeaste de placer, sólo decías: -sigue así, vas bien, no sabía que chuparas tan rico. Seguí subiendo y bajando, mirandote a los ojos, cuando estabas a punto de venirte te dije -te quiero dentro de mí.
Rápidamente me acostaste boca arriba y así poco a poco metiste ese riquisimo pene dentro de mí, gemi de placer, me dolio muchisimo, pero no importo, quería seguirte sintiendo, primero los movimientos fueron lentos, suaves, cautelosos y cuando sentiste que mi vagina se había dilatado lo suficiente siguieron los movimientos fuertes, duros, rudos. Hiciste gritará de placer, que soltará mis jugos varias veces, tu también gemias con cada movimiento, hasta que el calor de nuestros cuerpos, el deseo, los movimientos, las sensaciones, el placer, el sexo en sí, hizo que terminaramos al unisono.
Nos quedamos recostados un buen rato. Cuando menos pensé ya habían pasado tres horas, así que nos bañamos, seguimos besandonos mientras con cambiamos, me llevaste de nuevo al antro, pero ahora en el estacionamiento, te dije que era hora de despedirnos, que esa noche había sido maravillosa y un sueño cumplido. Me diste el último beso con mucha ternura y te despediste de mí diciendo... -Adiós muñeca, sé que no nos volveremos a ver, también yo recordaré esta noche porque cumpliste mi fantasía de estar contigo.
Camino a casa me dolía todo! pero era un dolor que hacía sonriera con gusto y placer. De hecho hoy, al recordar ese único encuentro mi sonrisa sale a flote y te recuerdo como un maravilloso sueño.
4 comentarios:
QUE RICO,,,QUE RICO
SE TE ANTOJARIA HACERLO REALIDAD
QUE HAGO PARA QUE ACEPTES UNA VEZ?
QUE PERDERIAS?
O TE QUIERES QUEDAR CON EL?
ANIMATE
OK
VMW06
JAJAJAJAJAJA NI HABLAR VENUSINA NO DAS UNA CON EL CARRO PERO QUE TAL LA INSPIRACION EHH, BESOS CHAMAQUILLA
YOP
La sonrisa de lo irrepetible
vmw... ¿Cómo sabes que es fantasía?...
Yop... La inspiración sale cuando menos lo espero y de las maneras más extrañas!
samsa... Esas sonrisas de diablill@ son las mejores, las que muestran lo que quieres decir con una mirada, un movimiento de cabeza, un suspiro... sip... son las mejores
Publicar un comentario