domingo, 11 de mayo de 2008

Primer viaje

Un día por razones de trabajo y a recibir una instrucción fue enviada de la oficina a una ciudad en el exterior, viajaba sola, era la primera vez que salía del país, todo era nuevo para ella, desde el viajar en primera clase en avión, registrarse en un hotel de cinco estrellas de una hermosa ciudad, hasta conocer personas con muy diferentes culturas. El día de su llegada enviaron a un conductor a recibirle al aeropuerto el cual seria su conductor asignado por la compañía durante su estadía allá. Era un hombre trigueño, alto de unos 25 a 30 años de mirada alegre, muy atento, conversador y dinámico.

Esa misma tarde le llevo a conocer la empresa donde recibiría instrucción, fue presentada y le enseñaron todas las instalaciones y los diferentes departamentos. En la noche, exhausta del viaje y del recorrido en la compañía sus pies estaban muy cansados, adoloridos por estar tanto tiempo de pie y con un calor sofocante. Al llegar al hotel él le sugirió que tomara un baño en el jacuzzi y solicitara la cena al cuarto. El preparo todo por que conocía la forma del funcionamiento de ese baño. Coloco música y se dispuso a leer en la sala de estar hasta que trajeran la cena.

Estando en el jacuzzi, él le pregunto si deseaba beber algo, de lo que le ofreció tomo un vino blanco por sugerencia suya, el cual estaba exquisito. Al llegar la cena salio del jacuzzi y se envolvió en la bata de baño para ir al cuarto a buscar que ponerse. Pero él. Sentado desde la sala de estar le dijo:

- No es necesario después de cenar usted puede seguir ahí sumergida.

Lo invite a que le acompañara y mientras cenaban él le hablo de la historias jocosas de la compañía para la que trabajaba. Ella se rió un buen rato y comenzó a observar que frente a ella estaba un hombre joven, apuesto, alegre cuyo rostro reflejaba sinceridad. Nunca se sintió mejor.

Después de cenar él se retiro de su cuarto y le dijo:

- Mañana a la 7:30 paso para que desayune y las 9 estaré dispuesto a llevarla a la compañía, a las 10 la esperan para iniciar el curso. Asistió con la cabeza le dio las gracias y las buenas noches.

Esa noche se quedó ahí sumergida en el jacuzzi pensando en él, hasta olvido llamar a su casa, a su esposo para decirle que estaba bien.

Cuando llego en la mañana ella aún no estaba lista y le mando a pasar y al verlo frente a ella lo bese en la mejilla para saludarlo y le dijo:

- En 15 minutos estoy lista, voy a ducharme.

- Si lo desea, la puedo acompañar en la ducha, anoche quería acompañarla en el jacuzzi mientras hablábamos.

Sintió todas las intenciones de esa invitación y no pudo negarse.

-Ven duchémonos juntos.

Ese hombre ya le había atrapado y ella lo quería para si. En la ducha mientras le enjabonaba sintió como sus manos recorrían con ternura su cuerpo, su espalda, sus piernas, sus brazos, sus nalgas mientras unas incipientes gotas de la ducha tocaban su cuerpo. Ella inmóvil frente a él dejo que la bañará y de repente ya casi cuando terminaba de ducharle comenzó a besarla y acariciarla con una exquisita ternura. Vio su miembro grueso, provocativo y dispuesto a poseerle y le dijo

- Vamos al cuarto.

- No vamos a sumergirnos en el jacuzzi

De un momento a otro estaban ahí sentados, él acariciándole y besándole mientras ella solo se abandonaba a su antojo.

Sus brazos le rodeaban y le acariciaban la espalda mientras su boca tiernamente le recorría la cara, el cuello y comenzó a bajar hasta llegar a su vagina y allí cada milímetro de sus pliegues fue besando, succionado o acariciando con su lengua lamiéndole todo desde orifico del ano hasta la parte baja de su pubis. Allí encontró el punto exacto donde venció todos sus sentidos haciéndole sentir volátil y única hasta que de tanto lamer, succionar y chupar sus sentidos se desprendieron y comenzó a convulsionar en un fuerte orgasmo que nunca olvidaría. Pasado unos segundos se dispuso a poseer y su vagina que aun vibraba por lo que acaba de pasar y fue grandioso cuando su viril miembro penetro como si fuera su primera vez sintió milímetro a milímetro como avanzaba hasta quedar ahí en todo el fondo vibrando y taladrando haciéndole enloquecer de emoción. Sus movimientos eran exactos correspondiendo a cada contracción de su vagina y cada vez se hacían más rápidos y le hacían gemir de la emoción hasta que no aguanto mas, le dio un orgasmo mas fuerte que el primero que me hizo gritar pidiéndole mas. El boto toda su energía y le dio la fuerza suficiente para subir al cielo y volver a bajar.

El calor de su cuerpo y los estremecimientos y el gran chorro de semen que boto le dio a entender que hacia rato no estaba con nadie, sus gemidos eran proyectados con tanta fuerza que al escucharlos se volví a calentar y se encendió en otro orgasmo, más corto pero igual de fuerte que el anterior.

Reposaron abrazados y mientras él dormitaba ella pensaba

-Que delicia de hombre, que delicia!

1 comentario:

samsa777 dijo...

gran historia, como siempre