Era un domingo cualquiera, el tiempo transcurría lento de pronto una ventana se abrió el color naranja indicaba que tenía un nuevo mensaje, respondí al llamado y entre bromas y risas acepté tu invitación, la fecha acordada llegó… me subí a tu auto, lo primero que dijiste fue “Que rico hueles, mucho gusto, se ve más guapa en persona que en fotografía”, “mucho gusto, gracias” respondí, sonreí y agache la cabeza avergonzada. De camino tratabas de relajarme un poco con una conversación vana, ni siquiera recuerdo exactamente que era lo que me decías, estaba tan apenada que ni siquiera podía mirarte a la cara, llegamos, estacionaste el coche y la puerta de la habitación 120 se abrió, cambié la música y bajé el volumen, estaba tan nerviosa que lo único que cruzaba por mi cabeza era “¿Que demonios hago aquí?”, abriste una botella para cada uno e hiciste un brindis por el placer de conocernos, te recostaste sobre la cama y me invitaste a que me sentara a tu lado, podías darte cuenta de lo que sentía en ese momento, me tomaste de la mano y empezaste a conversar conmigo, tus manos se sentían tan suaves, eso empezaba a gustarme, después de un rato me recosté mientras continuábamos la conversación, de repente me besaste y respondí, sentía tu lengua buscando la mía, como movimiento inconciente mi brazo rodeo tu cuello, me tomaste de la cintura bajaste, hasta mis piernas, las acariciaste despacio, fuiste subiendo lenta muy lentamente metiendo tus manos por debajo de mi falda, tocabas mis muslos sin dejar de besarme, suavemente pusiste tu mano entre mis piernas acariciándome sobre la ropa… desabrochaste mi falda y la bajaste, me sentaste y sacaste mi blusa mientras yo desabotonaba tu camisa sin separar nuestros labios… me recostaste de nuevo poniéndote a mis espaldas, comenzaste a besar mi cuello suavemente, mientras tus manos acariciaban mi espalda, el descenso inició… despacio, besando, lamiendo, mordiendo, saboreando cada pedacito de mi piel, tu lengua… ufff!... tu lengua… que bien se sentía humedeciendo mi espalda a su paso; me diste la vuelta y te tendiste sobre mi, me besaste nuevamente al tiempo que abrías mis piernas y te posabas entre ellas… recorriste mi cuello llegando a mi pecho, te quedaste ahí… era delicioso sentir como tu lengua jugaba con mis pezones de repente tus dedos hacían de las suyas entre mis piernas… cielos!… aquello me estaba gustando demasiado, me mordía los labios, mi cuerpo se erizaba, sentía como mis fluidos comenzaban a brotar mojando tus manos… tu lengua empezó a buscar una nueva morada… bajaste lento incrementando mis ganas, mi cuerpo pedía más, yo quería más… te detuviste en mi ombligo y un calor me invadía por completo, acariciabas mis piernas llegando a mis caderas… tus manos subían, tu boca bajaba… era un movimiento armonioso, bien coordinado que desquiciaba mis sentidos, tus manos sobre mis pechos… sentí llegar tu lengua abriéndose paso despacio, lamiendo suave, besando con dulzura, hundiéndose en mí… me devoraste completa… bebiste de mí… mi boca gemía… mi cuerpo se estremecía… y un desconocido escribía un nuevo capítulo en mi vida…
1 comentario:
Que pasión, que ricura!!!
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