A pesar de estar en abstinencia (que triste!) posteo esta receta que me enviaron y se lee riquisima.
Ingredientes:
Un bol de fresas, un cuerpo que se desee, una botella de cava, sidra, champagne, vino espumoso, vino sin espumar (al gusto).
Realización:
Se trocean la mayoría de las fresas, algunas, enteras, se reservan.
Se desnuda el cuerpo. Con él extendido en un lugar cómodo, se esparcen los trozos de fresa por el torso.
A una altura considerable para que salpique y chapotee todo, se derrama un poco del vino sobre el cuerpo con las fresas.
Inmediatamente, con la boca comienza a recogerse el producto de la mezcla. No olvidar de vez en cuando compartir algún trozo de fresa con la dueña de tan deseado cuerpo. Al compartir trozos de fresa deben ir sorbos del líquido para evitar la sequedad de las bocas.
Después de recogidas las frutas y con la piel húmeda por el vino y la sáliva del cocinero, coger alguna de las frases enteras.
Siempre con la boca con vino para la humedad, se besan los pechos del cuerpo, los pezones se recorren lentamente. Entonces, cuando estén preparados, se muerde la punta de la fresa y en la parte interna se introduce el pezón de tal forma que... el pezón se impregne de fresa y la fresa del sabor del cuerpo y el vino.
Se realiza este paso varias veces en cada pecho, hasta que la poseedora del cuerpo esté disfrutando de las caricias fruto-bucales. Después, el cocinero debe descender y verter un pequeño chorro de vino en el ombligo que encontrará en una zona más inferior, de ahí beberá hundiendo la lengua y relamiéndose con la mezcla de sabores.
Sigue el descenso...
El cocinero debe abrir delicadamente las piernas del cuerpo, separando sus rodillas. Con la boca llena de vino abrirá los labios del sexo del cuerpo, momento en que se mezclaran los sabores del vino, la saliva y la probable humedad del cuerpo. Introducir la lengua, buscando el maridaje perfecto entre el bouquet del vino y el zumo cálido del sexo. Una vez preparado, se repetirá la operación con otra fresa (morder la punta para que ella expulse también su interior jugo como un pequeño sexo).
Sin quitarla el tallo para poder sujetarla mejor, se paseara por los labios, el clítoris y cualquier otra zona externa del sexo.
Despacio, sin prisa... dejando que se impregnen bien el uno a la otra.
El cocinero dará un pequeño mordisco a la fresa y descubrirá el sabor de la pasión.
Mojará la fresa en el vino y la introducirá en el sexo del cuerpo, ahí la fresa seguirá expulsado su jugo estando por fuera empapada de vino yabsorbiendo el elixir que emane el cuerpo. Esta operación requiere calma, paciencia, atención, cariño, dedicación y detalle.
Sabremos que el cuerpo llega al momento cumbre observando las reacciones, respuestas y pautas con que nos obsequie. Él mandará y no el cocinero.
Llegado ese momento, el cocinero extraerá la fresa, ascenderá a la altura de la boca del cuerpo y llegará el momento de la mezcla final. Introducirá dulcemente la fresa en la boca que estará entreabierta, esperando. Así la poseedora del cuerpo probará su propio sabor mezclado con el de la fresa..
Después se acoplaran en una mezcla y derretimiento perfecto, las bocas de cuerpo y cocinero más la fresa que partida por la lengua del cuerpo se repartirá entre las dos bocas, provocando las lenguas un juego interno de gran placer al paladar.
Cuando todos esos componentes estén perfectamente integrados, se hundirá el sexo del cocinero en el sexo del cuerpo como culminación a esta receta de pasión y deseo que terminará... cuando ambos cuerpos estén agotados o las fresas y el vino se hayan finiquitado.
Que les guste!!! y si lo prueban... por favor compartan con todos los resultados.
Ingredientes:
Un bol de fresas, un cuerpo que se desee, una botella de cava, sidra, champagne, vino espumoso, vino sin espumar (al gusto).
Realización:
Se trocean la mayoría de las fresas, algunas, enteras, se reservan.
Se desnuda el cuerpo. Con él extendido en un lugar cómodo, se esparcen los trozos de fresa por el torso.
A una altura considerable para que salpique y chapotee todo, se derrama un poco del vino sobre el cuerpo con las fresas.
Inmediatamente, con la boca comienza a recogerse el producto de la mezcla. No olvidar de vez en cuando compartir algún trozo de fresa con la dueña de tan deseado cuerpo. Al compartir trozos de fresa deben ir sorbos del líquido para evitar la sequedad de las bocas.
Después de recogidas las frutas y con la piel húmeda por el vino y la sáliva del cocinero, coger alguna de las frases enteras.
Siempre con la boca con vino para la humedad, se besan los pechos del cuerpo, los pezones se recorren lentamente. Entonces, cuando estén preparados, se muerde la punta de la fresa y en la parte interna se introduce el pezón de tal forma que... el pezón se impregne de fresa y la fresa del sabor del cuerpo y el vino.
Se realiza este paso varias veces en cada pecho, hasta que la poseedora del cuerpo esté disfrutando de las caricias fruto-bucales. Después, el cocinero debe descender y verter un pequeño chorro de vino en el ombligo que encontrará en una zona más inferior, de ahí beberá hundiendo la lengua y relamiéndose con la mezcla de sabores.
Sigue el descenso...
El cocinero debe abrir delicadamente las piernas del cuerpo, separando sus rodillas. Con la boca llena de vino abrirá los labios del sexo del cuerpo, momento en que se mezclaran los sabores del vino, la saliva y la probable humedad del cuerpo. Introducir la lengua, buscando el maridaje perfecto entre el bouquet del vino y el zumo cálido del sexo. Una vez preparado, se repetirá la operación con otra fresa (morder la punta para que ella expulse también su interior jugo como un pequeño sexo).
Sin quitarla el tallo para poder sujetarla mejor, se paseara por los labios, el clítoris y cualquier otra zona externa del sexo.
Despacio, sin prisa... dejando que se impregnen bien el uno a la otra.
El cocinero dará un pequeño mordisco a la fresa y descubrirá el sabor de la pasión.
Mojará la fresa en el vino y la introducirá en el sexo del cuerpo, ahí la fresa seguirá expulsado su jugo estando por fuera empapada de vino yabsorbiendo el elixir que emane el cuerpo. Esta operación requiere calma, paciencia, atención, cariño, dedicación y detalle.
Sabremos que el cuerpo llega al momento cumbre observando las reacciones, respuestas y pautas con que nos obsequie. Él mandará y no el cocinero.
Llegado ese momento, el cocinero extraerá la fresa, ascenderá a la altura de la boca del cuerpo y llegará el momento de la mezcla final. Introducirá dulcemente la fresa en la boca que estará entreabierta, esperando. Así la poseedora del cuerpo probará su propio sabor mezclado con el de la fresa..
Después se acoplaran en una mezcla y derretimiento perfecto, las bocas de cuerpo y cocinero más la fresa que partida por la lengua del cuerpo se repartirá entre las dos bocas, provocando las lenguas un juego interno de gran placer al paladar.
Cuando todos esos componentes estén perfectamente integrados, se hundirá el sexo del cocinero en el sexo del cuerpo como culminación a esta receta de pasión y deseo que terminará... cuando ambos cuerpos estén agotados o las fresas y el vino se hayan finiquitado.
Que les guste!!! y si lo prueban... por favor compartan con todos los resultados.
2 comentarios:
GUENO INSISTO CON CERESAS ESTARIA MAS AD HOC AL CASO¡¡¡ JEJEJEJE PERO EN FIN EL GUSTO SE ROMPE EN GENEROS JUA JUA JUA
SALUDITOS¡¡¡
YOP
ME GUSTARIA SER ESE CUERPO
SIEMPRE A TU DISPOCISION
VMW06
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